Ayer, en otro alarde de cobardía, el gobierno del mascasopas Rajoy intentaba colar la subida del IVA sin que nadie se diera cuenta. Será que están aprendiendo esto de dar mensajes subliminales, como hacía la BBC para comunicar instrucciones a los paracaidistas americanos acogidos por tiernas y hacendosas granjeras de la Resistencia francesa. Lo malo es que esto no es una película y que estos gobernantes que hemos elegido son unos papanatas, y los periodistas son mucho más listos que ellos.
El IVA es el impuesto menos progresivo que existe, y a mi la verdad es que me da igual si afecta o no al consumo, pero sí me importa que esto sí que hace verdaderamente sufrir a los que menos tienen. Mientras tanto, se prepara la reforma financiera, ese Frankenstein que deambula desde la consolidación de las cajas, poniendo dinero malo tras dinero bueno, pasando por el LTRO, a la creación de uno o más bancos malos, como si no tuviéramos bastantes bancos malos ya, para acabar en algún sitio que todavía no saben ni ellos, pero eso sí a costa del contribuyente, porque no hay nada más sencillo que gastarse el dinero de otros.
El Gobierno del PP se revela pues como el más socialista de todos los que nos han gobernado, pero por supuesto cogiendo las peores partes del socialismo: subidas de impuestos e intervenciones, y básicamente evitando que el capital privado haga la verdadera restructuración que necesitamos, que abandone los malos negocios y busque la eficiencia, que es lo que se necesita para crear puestos de trabajo.
El tópico de las dos Españas se actualiza al s.XXI. Ya no hablamos del enfrentamiento entre la izquierda republicana y la derecha conservadora. Ahora tenemos por un lado a ese sustrato brillante que triunfa en el mundo académico, empresarial y deportivo (la cultura la dejo aparte); aclaro que no sólo hablo de la élite, conozco a mucha gente muy preparada que en España o fuera de ella hacen muy bien su trabajo. De la otra parte tenemos a la gran masa que consagra con sus votos a esta generación de políticos mediocres, independientemente de su adscripción a PSOE o PP. La masa que tolera la corrupción, porque seguramente llegado el caso haría lo mismo y porque de otro modo no tendría la desvergüenza de ir a votar a estos; que prefiere consolarse echando la culpa a los mercados, a Bruselas o al neoliberalismo entre otros tópicos siempre útiles para no asumir la responsabilidad de cada uno.
Se confirma pues la pérdida por el mentiroso Rajoy (escuchen sus promesas electorales) de una gran oportunidad histórica. El país estaba preparado para acciones drásticas y decididas, incluso sacrificadas. El Gobierno mezcla su flagrante intervencionismo con una política totalmente desnortada y alguna reforma que aunque en la dirección correcta evidencia un inoperante pichafredismo. Hay que simpatizar a la fuerza con el Gobierno anterior, más honesto en su incompetencia, representado como el origen de todos los males sobre todo desde las filas de la oposición. Estos, los que supuestamente sabían más, son ahora quienes nos hunden todavía más en la recesión y en el desempleo.
No veo la hora de que por fin nos intervengan y acabemos con esta gentuza, que tiene a su arrogante afiliado Camps diciendo que se prepara para ser el próximo presidente cuando llegue el momento. Sería fácil acabar diciendo que España no se merece esto, pero mentiría porque pienso que sí, que tenemos exactamente lo que nos merecemos, y que mientras no empecemos a coger el toro por los cuernos sólo nos queda persistir en la mediocridad y hundirnos cada día un poco más.
No es descartable que un giro en el panorama mundial nos saque temporalmente de esta, pero no debemos olvidar que ese resultado temporal, a la espera de la siguientes explosión, no cambiaría para nada este absoluto fracaso de la sociedad española.
Por favor, intervención ya.
El IVA es el impuesto menos progresivo que existe, y a mi la verdad es que me da igual si afecta o no al consumo, pero sí me importa que esto sí que hace verdaderamente sufrir a los que menos tienen. Mientras tanto, se prepara la reforma financiera, ese Frankenstein que deambula desde la consolidación de las cajas, poniendo dinero malo tras dinero bueno, pasando por el LTRO, a la creación de uno o más bancos malos, como si no tuviéramos bastantes bancos malos ya, para acabar en algún sitio que todavía no saben ni ellos, pero eso sí a costa del contribuyente, porque no hay nada más sencillo que gastarse el dinero de otros.
El Gobierno del PP se revela pues como el más socialista de todos los que nos han gobernado, pero por supuesto cogiendo las peores partes del socialismo: subidas de impuestos e intervenciones, y básicamente evitando que el capital privado haga la verdadera restructuración que necesitamos, que abandone los malos negocios y busque la eficiencia, que es lo que se necesita para crear puestos de trabajo.
El tópico de las dos Españas se actualiza al s.XXI. Ya no hablamos del enfrentamiento entre la izquierda republicana y la derecha conservadora. Ahora tenemos por un lado a ese sustrato brillante que triunfa en el mundo académico, empresarial y deportivo (la cultura la dejo aparte); aclaro que no sólo hablo de la élite, conozco a mucha gente muy preparada que en España o fuera de ella hacen muy bien su trabajo. De la otra parte tenemos a la gran masa que consagra con sus votos a esta generación de políticos mediocres, independientemente de su adscripción a PSOE o PP. La masa que tolera la corrupción, porque seguramente llegado el caso haría lo mismo y porque de otro modo no tendría la desvergüenza de ir a votar a estos; que prefiere consolarse echando la culpa a los mercados, a Bruselas o al neoliberalismo entre otros tópicos siempre útiles para no asumir la responsabilidad de cada uno.
Se confirma pues la pérdida por el mentiroso Rajoy (escuchen sus promesas electorales) de una gran oportunidad histórica. El país estaba preparado para acciones drásticas y decididas, incluso sacrificadas. El Gobierno mezcla su flagrante intervencionismo con una política totalmente desnortada y alguna reforma que aunque en la dirección correcta evidencia un inoperante pichafredismo. Hay que simpatizar a la fuerza con el Gobierno anterior, más honesto en su incompetencia, representado como el origen de todos los males sobre todo desde las filas de la oposición. Estos, los que supuestamente sabían más, son ahora quienes nos hunden todavía más en la recesión y en el desempleo.
No veo la hora de que por fin nos intervengan y acabemos con esta gentuza, que tiene a su arrogante afiliado Camps diciendo que se prepara para ser el próximo presidente cuando llegue el momento. Sería fácil acabar diciendo que España no se merece esto, pero mentiría porque pienso que sí, que tenemos exactamente lo que nos merecemos, y que mientras no empecemos a coger el toro por los cuernos sólo nos queda persistir en la mediocridad y hundirnos cada día un poco más.
No es descartable que un giro en el panorama mundial nos saque temporalmente de esta, pero no debemos olvidar que ese resultado temporal, a la espera de la siguientes explosión, no cambiaría para nada este absoluto fracaso de la sociedad española.
Por favor, intervención ya.
2 comentarios:
Muy de acuerdo con lo leído.
Arturo, te recomiendo los podcast "Economía Directa" de Colectivo Burbuja, sobre todo en los que participa Manuel Rey.
Totalmente de acuerdo Arturo. Básicamente somos esclavos bajo la bota opresora del Estado Español. Calcula el sueldo neto real de un trabajador con impuestos como las cargas para la SS, IRPF, IVA, IBI, gasolina, tabaco... Así nos va.
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